La Ciudad

A continuación ponemos a disposición de nuestros huéspedes una guía oficial completa de la ciudad de Sevilla:

Breve historia de Sevilla

Los orígenes del núcleo original de la ciudad se remontan al sigo VIII a.C y se encontraban en una especie de península situada en la margen izquierda del Guadalquivir. El nombre original del asentamiento pudo haber sido Hisbaal, alusivo a Baal, uno de los dioses más importante del panteón de la civilización fenicia.

En el 206 a. C. el Imperio Romano conquistó la región y fundaron Itálica -a pocos kilómetros de Sevilla-, lugar de origen del emperador romano Trajano, y quizá también de Adriano y Teodosio I el Grande. En la zona en torno a la actual calle Mármoles (barrio de Santa Cruz) se localizaba el foro de la época imperial romana. De las 7 columnas romanas que se encontraron en el foro, hoy en día se pueden observar 3 columnas en la calle Mármoles y las 4 restantes en la Alameda de Hércules.

En el 426 d.C los vándalos tomaron la ciudad de Híspalis. En el año 441 los suevos tomaron Híspalis.​ Finalmente, España caería en manos de los visigodos, que la gobernarían hasta el siglo viii. En las monedas visigodas, la ciudad será llamada Ispali y Spali. Durante el reino visigodo alojó en algunas ocasiones a la corte.

En 712 d.C se produce la invasión musulmana, fue primero sede de una cora y después capital de un reino de taifas, hasta llegar a convertirse en la capital del al-Ándalus almohade. En el año 844 fue saqueada por los vikingos que remontaron el río Guadalquivir, lo que provocó que el emir de Córdoba fortaleciese su sistema defensivo.​

En 1248 d.C se incorporó a la cristiana Corona de Castilla, al ser reconquistada bajo el reinado de Fernando III, quien fue el primero en ser enterrado en la catedral de Sevilla, en el año 1252. A partir de entonces Sevilla, repoblada por la aristocracia castellana, como capital del Reino de Sevilla fue una de las ciudades con voto en cortes y alojó la corte itinerante en numerosas ocasiones. Durante la Baja Edad Media la ciudad, su puerto y su activa colonia de mercaderes genoveses se situaron en una posición periférica pero importante en el comercio internacional europeo. En ese tiempo sufrió dramáticas convulsiones económicas, demográficas y sociales como la Peste Negra de 1348 o la revuelta antijudía de 1391.​

Tras el descubrimiento de América en 1492 d.C, Sevilla se convirtió en el centro económico del Imperio español. El puerto sevillano pasó a ser el principal puerto de enlace con América manteniendo un monopolio artificial como vía de entrada y salida de las Indias. Para su administración, los Reyes Católicos fundaron la Casa de Contratación de Indias en 1503, desde donde se dirigían y contrataban los viajes, controlaban las riquezas que entraban de América y, junto con la Universidad de Mercaderes, se regulaban las relaciones mercantiles, científicas y judiciales con el Nuevo Mundo. Esto conllevó una gran expansión urbana: 129.400 habitantes en 1588.

Durante el siglo XVI Sevilla experimenta un gran desarrollo e impulsa el período de máximo esplendor de la ciudad. Los más importantes edificios del centro histórico son de esta época: Catedral (terminada en 1506); la Casa Lonja de cargadores a indias, que sería adaptada como Archivo General de Indias por orden de Carlos III en el siglo XVIII, el remate de la Giralda (campanario y Giraldillo: 1560-1568), el nuevo Ayuntamiento (1527-1564), el Hospital de las Cinco Llagas (1544-1601), la iglesia de la Anunciación (1565-1578), la Real Audiencia de los Grados (1595-1597), la ampliación y reforma de la medieval Casa de la Moneda (1585-87) y otros edificios nuevos como la Casa Pilatos, el Palacio de las Dueñas o la Iglesia del Salvador.​ La ciudad llegó a ser un centro multicultural, lo que ayudaría al florecimiento de las artes, y a que desempeñase un papel importante en el Siglo de Oro español. Destacaron entonces las fábricas de jabón, la artesanía de la lana y de la seda, y la cerámica sevillana.​

Las primeras referencias del consumo de tabaco en España se atestiguan en Sevilla. También la primera fábrica de tabacos del país se asienta en esta ciudad. Se trata de la Real Fábrica de Tabacos, cuya construcción se inicia en 1728 y que es uno de los primeros grandes proyectos de edificio industrial en la Europa moderna

Coincidiendo con su momento artístico más brillante, el Barroco, se vio afectada por la crisis del siglo xvii, lo que significó una decadencia económica y demográfica, al tiempo que la navegación por el Guadalquivir se dificultaba cada vez más, hasta que el monopolio comercial y sus instituciones se trasladaron a Cádiz. En esta época la ciudad padeció además otra gran epidemia de peste que mató a unas 60 000 personas, lo que por entonces constituía aproximadamente el 46 % de la población. A finales del siglo XVIII Sevilla perdió casi la mitad de su población.

En 1929 se celebró la Exposición Iberoamericana. Esto supuso la realización de importantes obras arquitectónicas de regionalismo andaluz, como las construcciones del arquitecto Aníbal González o Juan Talavera y Heredia, y la creación de pabellones con detalles de la arquitectura amerindia. Para la Exposición de 1929 construyeron dos plazas: la Plaza de España y la Plaza de América. 

En 1992, se celebró durante seis meses la Exposición Universal de Sevilla, con motivo de la cual se mejoró considerablemente la red de infraestructuras de comunicaciones. De esta exposición, permanecen parte de las instalaciones que fueron reconvertidas en el parque tecnológico más importante de Andalucía, Cartuja 93, el parque temático Isla Mágica, el monumental Puente del Alamillo sobre el Guadalquivir del arquitecto Santiago Calatrava y el Puente de la Barqueta.

Semana Santa

La Semana Santa de Sevilla es una fiesta de carácter cristiano que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección, 60 hermandades desfilan hacia la catedral de la ciudad​ y 14 hermandades y agrupaciones parroquiales procesionan los días anteriores, el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión, sin pasar por la catedral.

Los orígenes de las cofradías se remontan a la Edad Media, pero no fue hasta el siglo XVI cuando se consolidaron las hermandades de pasión o penitencia como asociaciones que veneran la pasión y muerte de Cristo y le rinden culto con una salida procesional. ​En sus inicios, las cofradías sevillanas hacían estación de penitencia a iglesias o conventos cercanos a su templo. Fue en el sínodo de 1604, cuando el cardenal Fernando Niño de Guevara estableció algunas normas que forman el germen de la actual Semana Santa de Sevilla: las cofradías quedaban obligadas a realizar la estación de penitencia a la catedral y las de Triana debían realizarlo a la iglesia de Santa Ana, debían vestir túnicas sencillas de lienzo basto y se prohibía a las mujeres disciplinarse.​ La mayoría de las tallas que procesionan hoy en día se remontan al siglo XVI, de la mano de grandes escultores como Juan Martínez Montañés, Juan de Mesa o Francisco de Ocampo.

Además de los aspectos religiosos, la Semana Santa en Sevilla es un fenómeno de carácter sociocultural, turístico y económico de gran importancia en la ciudad. En 1980 fue declarada de Interés Turístico Internacional. Constituye una de las grandes fiestas de primavera de la ciudad, junto con la Feria de Abril.

Feria de Abril

Cada año, dos semanas después de la Semana Santa tiene lugar la Feria de Abril, donde unas 500.000 personas se reúne diariamente en un gran recinto denominado Real de la Feria, denominación usada por ser fundación real de Isabel II, con calles con casetas efímeras, engalanadas con farolillos, por las que circulan jinetes y coches de caballo.

Los orígenes de la Feria de Abril se encuentran en el 25 de agosto de 1846 cuando dos empresarios redactaron una propuesta que llevaron al Ayuntamiento pidiendo la celebración de una feria agrícola y ganadera. Fue entonces cuando se fijó la feria los días 18, 19 y 20 de abril y fue autorizada con un decreto de Isabel II, celebrándose a partir de entonces en el Prado de San Sebastián, con 19 casetas y supuso un éxito de público. Ya al siguiente año los comerciantes solicitaban al ayuntamiento una mayor presencia policial porque “los sevillanos con sus cantes y bailes, dificultaban la realización de los tratos”.

Con el transcurso de los años, familias y algunas instituciones quisieron disfrutar más tiempo de ese espacio que se aventuraba anual, eso hizo que el número de casetas fuese en aumento, cada cual la adornaba a su antojo quedando todo muy pintoresco, adquiriendo formas morunas, circulares, militares…

Tiene un gran impacto económico y social en la ciudad y está declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional

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